El cuidado decolonial en España desde una perspectiva feminista africana

Autora: Olga Margret M Namasembe es cuidadana Ugandesa y Doctora de Estudios de la Mujer y de Género por la Universidad de Granada.  Su especialidad es mujeres africanas y emprendimiento. Tiene formación en economía y gestión internacional                                     […]

Autora: Olga Margret M Namasembe es cuidadana Ugandesa y Doctora de Estudios de la Mujer y de Género por la Universidad de Granada.  Su especialidad es mujeres africanas y emprendimiento. Tiene formación en economía y gestión internacional

                                                                                            Fuente: Muhammad-taha Ibrahim

 

Este artículo aborda el cuidado desde una perspectiva feminista africana, qué implica y quién lo realiza. Además de la conexión del trabajo de cuidados con las mujeres inmigrantes africanas en España, sus retos y propuestas para que su  derecho al cuidado sea una parte fundamental de la sociedad española, en los últimos tiempos.

Terminología: Los términos migrante e inmigrante se usan de manera intercambiable para referirse tanto a los trabajadores temporales como a los permanentes.

Los Cuidados en África

El continente africano ofrece un rico contexto para el discurso del género, el trabajo de cuidados y la inmigración. De hecho, según el Informe de la Unión Africana sobre Estadísticas de Migración Laboral en África (2020), la inmigración ha aumentado un 91,2% entre 2000 y 2017 desde y hacia el continente. Mientras que el mayor porcentaje (77%) de inmigrantes en España procede de América Latina, las investigaciones muestran que el 9,2% de los inmigrantes en España provienen de África, siendo la mitad de ellos originarios de Marruecos, en la región del Magreb de África (Fanjul & Gálvez-Iniesta, 2019). La otra mitad procede de la región subsahariana de África, siendo los inmigrantes de Senegal los que constituyen el mayor número. Aunque existen diferencias contextuales entre el Magreb y el África subsahariana como resultado de influencias históricas y religiosas, también existen similitudes. Dichas similitudes se ponen de manifiesto en el enfoque que se da a los cuidados en el continente.

En ambos contextos, por ejemplo, existe un consenso común sobre el cuidado recíproco. Es decir, la generación más joven cuida de la mayor cuando ésta no puede hacerlo por sí misma que a su vez, cuidaron de la generación mas jóven. Además, en la cultura islámica, a la que se adhiere la mayoría de la región del Magreb, los niños conciben el trabajo de cuidado como algo que se espera de la generación mayor (Hakeem, 2017) dadas las recompensas espirituales que conlleva. El cuidado en este sentido puede entenderse como la provisión de recursos financieros para la escuela, el hospital en caso de enfermedad, la ropa, la vivienda y el cuidado de los ancianos cuando están enfermos o discapacitados, entre otras cosas necesarias para la dignidad de la vida.  Lo mismo ocurre en el contexto subsahariano, donde se espera que los miembros de la familia se cuiden los unos a los otros a lo largo de toda la escala generacional. De hecho, la noción de tener muchos hijos en la sociedad (africana) subsahariana es crear un sistema de apoyo para el cuidado recíproco (Laird, 2016; Evans, 2010). Como tal, el concepto de residencias de ancianos o la falta de atención a los ancianos es un concepto raro en África en comparación con Europa u Occidente.

Dado que en el contexto africano se espera que los cuidados sean recíprocos, ambos sexos los proporcionan. Sin embargo, lo que difiere es el método de prestar cuidados. Por ejemplo, dado que los hombres son considerados el sostén de la familia y los cabezas de familia (Gonalons-Pons & Gang, 2021), se espera que contribuyan económicamente al cuidado. Esto puede implicar la compra de alimentos, medicinas y vivienda, para sus familiares, entre otras cosas. Las mujeres africanas, por su parte, suelen ser consideradas cuidadoras y amas de casa (Gonalons-Pons & Gang, 2021) y se espera de ellas que realicen contribuciones de cuidados emocionales o psicológicos, como asegurarse de que una persona enferma toma su medicación, o colaborar cocinando su comida, lavando su ropa o siendo su compañía, entre otras. Sin embargo, aunque ambos géneros prestan cuidados en el contexto africano, las creencias religiosas y culturales pueden limitar la forma de hacerlo. Por ejemplo, la fe islámica no permite que las mujeres presten servicios de cuidado personal o íntimo a los hombres (Fatwa, 2012) y si una mujer debe hacerlo, debe garantizar las normas islámicas de modestia. Paralelamente, algunas sociedades subsaharianas no ven con buenos ojos a las personas que prestan servicios de cuidado personal a los ancianos en la diáspora, tachando su trabajo de inmoral (deshonroso). En este sentido, los cuidados se definen como servicios personales que pueden ser de naturaleza médica o doméstica que una persona, en este caso una mujer, presta a su empleador. Estos servicios pueden ir desde ser cuidadora o acompañante de ancianos, ser niñera, conserje, enfermera, etc. (Misra, 2007).

Influencias globales en las mujeres africanas y el cuidado en España/ Diáspora.

Mientras que el colonialismo del pasado desplazaba el trabajo económico a los hombres africanos y asignaba el trabajo doméstico a las mujeres, el neocolonialismo del presente ha llevado a las mujeres al primer plano del debate económico. Hoy en día, las responsabilidades económicas y emocionales que los hombres y mujeres africanos tienen hacia sus familias inmediatas y extensas son profundas, más en el caso de las mujeres que en el de los hombres. Esto se debe a que los retos actuales, como la elevada inflación y las agudas tasas de desempleo en sus países de origen, les empujan a buscar trabajo para sobrevivir en la diáspora. Attinasi y Ballati (2021) afirman que la causa de estos retos se atribuye en gran medida a la globalización, una tendencia que ha sido perpetuada por Occidente para beneficiarse de los territorios menos desarrollados, lo que ha dado lugar a una dependencia intercontinental. Si bien esta dependencia puede ser necesaria para que las economías prosperen, al mismo tiempo fomenta la opresión y la explotación, en particular de los países menos desarrollados y de su población, en este sentido las mujeres africanas.

El fomento de la inmigración en territorio español y en otros países europeos ha motivado a los inmigrantes africanos a venir a España en busca de lugares más prósperos. Algunos de estos sectores “más prósperos” son el agrícola y el de los servicios de cuidados.

Esta forma de exportación de mano de obra ha sido permitida por los gobiernos africanos para cubrir las lagunas económicas de la sociedad española y la diáspora para resolver problemas económicos como el desempleo por su parte. Sin embargo, la exportación de mano de obra no es exclusiva de España o Europa, sino también de Oriente Medio y Estados Unidos. Según la Confederación Sindical Internacional (CSI) [(2017)], los inmigrantes subsaharianos constituyen el 12% de la población de Oriente Medio (CCG). La mayoría de ellos son mujeres que emigran en busca de mejores salarios y empleo como empleadas domésticas o cuidadoras. Esto demuestra la aguda naturaleza del desempleo en África, que obliga a las mujeres a buscar trabajos de cuidados para sobrevivir en la precaria diáspora.

Esto no sólo ha permitido la exportación de las mujeres africanas para realizar trabajos que pueden ser contrarios a su fe y dignidad, sino que también ha añadido una carga adicional y pesada a sus responsabilidades de ser esposas, madres y parientes, más aún teniendo en cuenta la naturaleza extendida de las familias africanas. En este sentido, las mujeres africanas se han visto obligadas a proporcionar cuidados económicos como sostén de la familia y, al mismo tiempo, a proporcionar cuidados emocionales y psicológicos como madres, familiares y esposas.

Jones (2011) demostró esta expectativa de la sociedad sobre las mujeres africanas y señaló que invertir en educación en una mujer valía más la pena que invertir en un hombre porque las mujeres aportaban a la familia no solo financieramente sino también emocionalmente, mientras que los hombres solo cuidaban de sus esposas e hijos cuando se casaban y nada a sus familias de origen. Por ello, las mujeres africanas han tenido que trabajar cinco veces más (como madres, esposas, familiares, empleadas y para sí mismas) para satisfacer las necesidades de cuidados que surgen de estas relaciones. Esto ha supuesto que se hayan tenido que trasladar fuera de África en busca de un lugar más próspero debido a las carencias en sus países de origen para poder dar a sus seres queridos una vida digna.

Trabajo asistencial fuera de casa

Aunque las estadísticas actuales que muestran las tendencias de la migración de hombres y mujeres africanos del subsahara son escasas, las estadísticas de 2010 manifiestan que los hombres africanos constituyen el grueso de la población africana en España, más que las mujeres (Del Rio &Alonso-Villar, 2010)

Distribución de mujeres y hombres trabajadores inmigrantes en seis grandes regiones.

Fuente: Del Rio &Alonso-Villar, 2010

La mayoría de las mujeres inmigrantes del África subsahariana trabajan como cuidadoras de ancianos. Su trabajo como cuidadoras consiste en cocinar y limpiar para los ancianos o enfermos, hacer compañía, lavar la ropa, entre otras. Aunque este trabajo proporciona a las mujeres inmigrantes una remuneración económica, las condiciones laborales en muchos casos pueden no ser ni física ni emocionalmente favorables. Cabe señalar que las experiencias de las mujeres africanas difieren según el lugar de España en el que se encuentren. Además, tras la adaptación de las leyes de inmigración por parte del Gobierno español para incluir a los trabajadores inmigrantes en el mercado laboral (Comisión Europea, 2022), las mujeres inmigrantes africanas se enfrentan a muchos retos que pueden ir más allá de la agilización de los procedimientos de inmigración dentro de la ley. Estos incluyen, pero no se limitan a;

a) Desconocimiento de las connotaciones raciales e historia en la sociedad española.

Existen ciertos estereotipos de las personas negras en la sociedad española que son el resultado de la representación negativa de las personas negras en los medios de comunicación como ladrones o instigadores del crimen.  Las mujeres negras africanas son especialmente retratadas y vistas con curiosidad sexual. Además, España tiene un conocimiento limitado de la cultura africana o negra, especialmente en lo que se refiere a los significados históricos de las cosas que pueden ser ofensivas para los africanos o los negros, como el “blackface” (pintarse la cara de negro) para representar a Baltasar, el rey africano, el día de Reyes Magos. Si bien esta práctica se entiende como inofensiva, la población negra puede encontrarla odiosa sobre todo teniendo en cuenta que hay personas negras que pueden interpretar el papel fácilmente.

b) Barrera de comunicación.

En su búsqueda de independencia económica en territorios alejados de su hogar, las mujeres inmigrantes se enfrentan a limitaciones tanto culturales como lingüísticas, que pueden permitir su explotación en forma de trata de seres humanos. Las inmigrantes, especialmente las africanas, son especialmente vulnerables a caer inesperadamente en las redes de la delincuencia debido a la necesidad de integrarse rápidamente y de no parecer aisladas, por lo que pueden acabar peor de lo que empezaron y, sin embargo, no pueden expresarse bien para denunciar su situación.

c) Recursos financieros limitados para la educación mientras se trabaja.

La educación desempeña un papel clave en la perspectiva de futuro. Sin embargo, las mujeres africanas emigrantes se ven limitadas con poca educación debido a los retos educativos en los países de origen que pueden ser personales o institucionales. En segundo lugar, es posible que los empleos de las mujeres migrantes en la agricultura y/o los cuidados no requieran cualificaciones específicas ni estudios superiores. Además, es posible que el dinero que ganan con el trabajo de cuidados sólo les alcance para enviar a casa y cubrir sus necesidades personales, por lo que es posible que no tengan suficiente para invertir en otras cosas, sobre todo en ampliar su propia educación, lo que dificulta aún más su plena integración en la sociedad española.

d) Retos de salud psicológica silenciosos

Aunque existe una apertura a la integración de los inmigrantes en la sociedad y la economía españolas, también hay una aceptación a distancia. Los inmigrantes son vistos como el «otro» en la sociedad española, lo que dificulta su plena integración debido a las diferencias socioculturales acumuladas. Para las mujeres africanas, tener un sentimiento de pertenencia es clave para vivir la vida en plenitud. Hablar español o tener un conocimiento de la cultura no garantiza una hermandad porque hay leyes tácitas que se sienten y no necesariamente se ven. Estas leyes tácitas mantienen a los extranjeros fuera aunque estén dentro del sistema. Esto puede llevar a la depresión y a la soledad que puede no ser apreciada por los que están alrededor de la persona, ni manifestada por las víctimas.

e) Discriminación religiosa y/o incomprensión.

Dado que muchos inmigrantes africanos, especialmente de la región del Magreb, no se adhieren a la fe católica o cristiana en España y tienen que llevar la cabeza cubierta, algunos son tratados con recelo. Por ejemplo, tras los atentados de Barcelona de 2017, las mujeres inmigrantes musulmanas fueron tratadas discriminatoriamente como posibles terroristas, en aeropuertos, centros comerciales o supermercados. Además, las mujeres africanas y musulmanas son más observadas por el personal de seguridad en estos lugares debido a la diferencia en el color de la piel y la ropa (hiyab), lo que impacta negativamente en la psique de las mujeres y crea un miedo a ir de compras y gastar libremente debido a la conciencia de ser observadas.

f) Desconocimiento de los procedimientos y falta de información.

Según la Comisión Europea (septiembre, 2022), las autoridades españolas han introducido programas de integración para facilitar el proceso de inmigración y la integración de los inmigrantes cualificados en la economía y la sociedad. Se trata de un paso adelante en favor de los inmigrantes; sin embargo, esta información es relativamente nueva; además, incluso cuando los países de acogida han facilitado procesos para integrar a los inmigrantes, es posible que algunos no sepan dónde encontrarlos, a quién preguntar o a qué oficina dirigirse para que les ayuden, con lo que se les margina o aísla aún más.

g) Obstáculos culturales.

Aunque las expectativas socioculturales y religiosas entre las mujeres y los hombres africanos se están realineando para adaptarse a las actuales tendencias modernas de globalización relacionadas con la igualdad de género, siguen existiendo fuertes lazos que limitan a las mujeres para trabajar en determinados empleos. Por ejemplo, aunque las mujeres africanas musulmanas pueden emigrar y trabajar en España, se ven limitadas en el tipo de trabajos dado que las prácticas socioculturales en España no tienen en cuenta sus creencias religiosas, como la separación del espacio personal para hombres y mujeres en el trabajo, en la vivienda, etc. Además, existe una falta de información sobre las expectativas en materia de vivienda, por ejemplo, los caseros españoles esperan que el alquiler se pague por adelantado y, sin embargo, los inmigrantes pueden no tener contratos que demuestren ingresos comprobables para pagarlo por adelantado. Este problema crea desconfianza entre las partes, lo que puede tensar las relaciones entre propietarios e inquilinos y, al mismo tiempo, limitar el acceso de otros posibles inquilinos africanos a una vivienda de calidad.

h) Enviar remesas a casa es todo un reto.

Enviar dinero a casa puede suponer un reto para muchos inmigrantes, ya que para tener una cuenta bancaria, un número de teléfono, etc., es necesario tener un NIE (Número de Identificación de Extranjero). Aunque algunos bancos y empresas de telecomunicaciones han relajado estas exigencias, a algunos inmigrantes les sigue resultando difícil cumplir los requisitos necesarios para poseer un NIE, lo que limita sus derechos y ventajas para permanecer y trabajar en España. También impide a las mujeres inmigrantes asumir sus responsabilidades económicas de cuidado para con su familia en África.

i) Retos de conciliar trabajo y familia a distancia

Las mujeres migrantes se enfrentan al reto de encontrar un equilibrio entre trabajar en el extranjero y cuidar de sus familias desde la distancia. El coste de viajar de vuelta a casa para prestar cuidados emocionales y psicológicos a sus hijos y parejas y reincorporarse al trabajo es demasiado elevado por ejemplo para la compra de billetes, entre otros costes.

Derecho a los Cuidados

Las sociedades europeas cuentan con el mayor número de personas mayores del mundo. Este número constituye el 19% de la población (Agencia Anadolu, 2022), frente al menos del 7% de África (Oficina del Censo de Estados Unidos, 2020). En España, la población de mayores ha aumentado en 9,54 millones a pesar de los menores niveles reproductivos (Statista, 2022). Esto demuestra que si la generación de mayores aumenta en número y la tasa de fertilidad es baja, existe un déficit de atención a las personas mayores.

El primer artículo de los Derechos Humanos amparado por las Naciones Unidas defiende el derecho a la «dignidad humana», de ahí que la población mayor lo necesite a pesar de la edad. En este sentido, las mujeres inmigrantes, incluidas las africanas, están cubriendo este vacío de cuidados. Por lo tanto, dado que estas mujeres están cubriendo una necesidad de la sociedad española, es justo exhortar a que también se tengan en cuenta sus necesidades a pesar de su condición de inmigrantes.

Mientras que las sociedades no comunitarias aplauden en las mujeres los valores de la resiliencia en silencio, el péndulo del derecho al cuidado oscila en ambos sentidos. Esto es fundamental porque las mujeres inmigrantes están llenando un vacío crucial en la sociedad española que la economía tiene dificultades para cubrir. Sus necesidades psicológicas, emocionales y físicas también deben tenerse en cuenta para lograr la igualdad humana.

Perspectiva feminista africana sobre el derecho a la asistencia.

Los feminismos africanos son diversos, es decir, hay feminismos musulmanes y feminismos negros, etc., sin embargo, a pesar de sus diversos puntos de vista, todos abogan contra la explotación, la opresión de la mujer y abogan por la igualdad de género. El feminismo del “sentido de caracol” (Snail sense feminism) es un pensamiento feminista africano acuñado por Akachi Adimora-Ezeigbo. Este feminismo anima a las mujeres a actuar como caracoles con respecto a su entorno y a ser capaces de adaptarse a los retos a los que se enfrentan. La inspiración de este pensamiento feminista es que en la sociedad africana existen instituciones patriarcales de opresión que no pueden deshacerse mediante un enfoque radical, ya que esto podría rebajar el estatus social de la mujer y el estándar de feminidad africano. Sin embargo, con el feminismo del sentido del caracol, las mujeres pueden utilizar la observación para adaptarse lentamente a una situación, sin adherirse a ella pero exponiendo sutilmente los problemas que les afectan de forma encubierta sin violar sus creencias y valores culturales o religiosos.

Esto es crítico porque su condición de inmigrantes les ofrece derechos limitados, además hay pocos que abogen por la causa dentro de la sociedad española y que defiendan las voces de las mujeres inmigrantes ante las autoridades competentes. A través del feminismo con “sentido de caracol”, las mujeres inmigrantes pueden llamar la atención sobre su difícil situación. Más contribuciones pueden hacerse a través del feminismo africano, una de ellas el nego-feminismo de Obioma Nnaemeka que aboga por el uso de la negociación y el compromiso entre hombres y mujeres para alcanzar un determinado objetivo. Sin embargo, para que esto ocurra, tiene que haber una plataforma en la que los inmigrantes negocien formalmente con sus empleadores. Los gobiernos africanos o los sindicatos de inmigrantes y otras organizaciones podrían trabajar mejor para representar el derecho al cuidado de las mujeres inmigrantes en sus países de acogida a través de la negociación, a fin de garantizar que ambas partes salgan ganando.

Otras propuestas y recomendaciones

  1. Los programas inclusivos sobre raza y religión podrían formar parte universal del currículo escolar español como parte de los cursos de conocimientos generales. Esto permitiría a la comunidad española conocer diferentes culturas, en particular las de África y la comunidad negra, ya que los africanos y las personas negras forman parte ahora de la sociedad española. Estos programas podrían tener como objetivo mostrar una visión equilibrada de África y las personas negras, su cultura y religión.
  2. La posibilidad de viajar fácilmente a casa para ver a sus hijos y familiares y volver fácilmente a su puesto de trabajo es un reto para los trabajadores inmigrantes. En el contrato de trabajo podría incluirse una asignación económica que permita viajar. Podría ser un acuerdo al 50% entre empresario y empleado, dependiendo de la relación laboral.
  3. Aunque la exportación de mano de obra está reconocida como parte del comercio, las leyes son vagas, sobre todo en lo que respecta a África. Podría establecerse una colaboración entre los gobiernos africanos y España/Europa para fomentar la exportación legal de mano de obra a puestos de trabajo reales y los derechos que deben figurar en ellos. Estos términos y condiciones podrían facilitarse a los inmigrantes para garantizar que conocen estos acuerdos, cuáles son sus derechos y dónde o a quién denunciar en caso de infracción.
  4. Para una mejor integración de los trabajadores inmigrantes en la sociedad española, podría invertirse más en actividades de integración como actos culturales, por ejemplo en teatros, ferias y cursos de idiomas en los que los inmigrantes contribuyan y participen activamente.
  5. Acceso a la educación y a la enseñanza superior. Podrían ofrecerse oportunidades de becas específicas para mujeres inmigrantes que deseen mejorar sus capacidades y conocimientos, con el fin de apoyar sus objetivos académicos.
  6. Podrían formarse grupos de atención o redes sociales oficiales para mujeres. Estos grupos podrían hacer hincapié en una hermandad para mujeres con problemas similares particulares de depresión, aislamiento, soledad y similares.

Bibliografía

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Gonalons-Pons, P., & Gangl, M. (2021). Marriage and Masculinity: Male-Breadwinner Culture, Unemployment, and Separation Risk in 29 Countries. American Sociological Review, 86(3), 465-502. https://doi.org/10.1177/00031224211012442

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Misra, J. (2007). Care work. En G. Ritzer (Ed.), Blackwell encyclopaedia of Sociology. Blackwell Publishing. Blackwell Reference Online. Extraído el 13 de junio de 2007, de In G. Ritzer (Ed.), Blackwell encyclopaedia of Sociology. Blackwell Publishing. http://www.blackwellreference.com/subscriber/uid=572/tocnode?id=g9781405124331_chunk_g97814051243319_ss1-8

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