La igualdad de género y los ODS
Elena Alfageme
Coordinadora País Bolivia
Alianza por la Solidaridad
¿Un objetivo independiente o un enfoque de género en toda la agenda? Debates
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible que marcan la agenda de desarrollo y derechos humanos para el horizonte del año 2030 han recogido parte de las demandas de los colectivos y grupos organizados de mujeres, que exigían en los debates de diseño y acuerdos sobre los ODS la existencia de un Objetivo independiente de género (stand alone goal) junto a la transversalización del enfoque de género (gender mainstreaming) en todas las metas. Podemos decir que lo primero se ha logrado ampliamente y que en lo segundo necesitamos mejorar. Contamos con Objetivos en donde se ve el enfoque de género transversalizado, como el ODS 3 Salud (Para 2030, garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación de la familia, información y educación, y la integración de la salud reproductiva en las estrategias y los programas nacionales), el ODS4, de Educación (meta Para 2030, eliminar las disparidades de género en la educación y garantizar el acceso en condiciones de igualdad de las personas vulnerables, incluidas las personas con discapacidad, los pueblos indígenas y los niños en situaciones de vulnerabilidad, a todos los niveles de la enseñanza y la formación profesional), el ODS 6 Agua y Saneamiento (meta Para 2030, lograr el acceso equitativo a servicios de saneamiento e higiene adecuados para todos y poner fin a la defecación al aire libre, prestando especial atención a las necesidades de las mujeres y las niñas y las personas en situaciones vulnerables), pero en otros, como en las metas del ODS 1 Pobreza, creemos que con escribir hombres, mujeres, niños y niñas, visibilizamos las desigualdades de género.
Desde los movimientos feministas se criticó ampliamente que al consensuar la agenda, pese al enfoque global que esta tiene (pues ya no es sólo una agenda para el sur, o los países empobrecidos, sino que implica compromisos de los países enriquecidos, con su propia población y con la de los países gracias a los cuales se han enriquecido), el énfasis en los temas de igualdad de género se ha puesto en exceso en las agendas nacionales, como si éstos fuesen asuntos domésticos y no respondiesen a alianzas entre capitalismo y patriarcado que necesariamente exigen reformas estructurales globales, como la del sistema financiero mundial, que escapa a las posibilidades de un solo país.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 5
Pero afortunadamente tenemos el ODS 5 Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas, con sus 9 metas, ambiciosas y que cubren ámbitos como la participación plena y liderazgo de mujeres, la violencia contra las mujeres y niñas, los derechos económicos, con el acceso y control a recursos económicos como la tierra y el trabajo de cuidados, el acceso a instrumental tecnológico y la salud sexual y reproductiva:
- Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo
- Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación
- Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina
- Reconocer y valorar los cuidados no remunerados y el trabajo doméstico no remunerado mediante la prestación de servicios públicos, la provisión de infraestructuras y la formulación de políticas de protección social, así como mediante la promoción de la responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según proceda en cada país
- Velar por la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles de la adopción de decisiones en la vida política, económica y pública
- Garantizar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos, de conformidad con el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, la Plataforma de Acción de Beijing y los documentos finales de sus conferencias de examen
- Emprender reformas que otorguen a las mujeres el derecho a los recursos económicos en condiciones de igualdad , así como el acceso a la propiedad y al control de las tierras y otros bienes, los servicios financieros, la herencia y los recursos naturales, de conformidad con las leyes nacionales
- Mejorar el uso de la tecnología instrumental, en particular la tecnología de la información y las comunicaciones, para promover el empoderamiento de la mujer
- Aprobar y fortalecer políticas acertadas y leyes aplicables para promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas a todos los niveles
Una apuesta mucho más rica que la del anterior ODM 3 Promover la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la mujer, pero que debería plantearnos ciertas dudas:
– El lenguaje utilizado es un lenguaje de identidad de género binaria, de hombres y mujeres, niños y niñas. Que en el año 2015 no se haga alusión a las diversas orientaciones sexuales e identidades de género, muchas de las cuales (trans, lesbianas…) sufren altos índices de violencia, es realmente conservador.
– Más de 20 años después de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (Cairo 1994), se sigue sin hablar de derechos sexuales, y sólo se habla de salud sexual y reproductiva y derechos reproductivos. No se habla en ningún momento de educación sexual integral (ni en el ODS4 ni en el 5, sabiendo que éste es un tema clave para cuestiones tan importantes como la erradicación de la violencia, prevención de la mortalidad materna, y por supuesto acceso a servicios de salud sexual y reproductiva)
– Se habla de reconocer y valorar los cuidados no remunerados y el trabajo doméstico no remunerado, pero no de su monetarización explícita (rentas básicas por ejemplo), ni de la redistribución de recursos y políticas fiscales desde una perspectiva de género, y se matiza con la coletilla “según proceda en cada país”, dejando al arbitrio del gobierno nacional la decisión de aplicarlo o no.
En la actualidad el sistema de indicadores que alimentan cada meta está en diseño y construcción, con el apoyo de Naciones Unidas, y cada país seleccionará los suyos, en base a los planes de desarrollo nacionales. Corremos el riesgo de que cada país como lista de la compra seleccione aquellos que más encajan con el enfoque de sus políticas públicas, y que dejen de lado los que más molestos les podrían ser desde una perspectiva de exigibilidad. Uno de los grandes fallos además del sistema de indicadores es que no hay una interdependencia entre ellos, es decir, no vamos a poder medir en ningún caso desde la propia lógica de los ODS, la interrelación entre unos y otros: por ejemplo, cómo la ausencia de políticas fiscales progresivas afecta directamente a mayores índices de pobreza entre las mujeres, cómo la brecha salarial entre hombres y mujeres, o la carga del trabajo de cuidados de las mujeres afecta negativamente al disfrute de su salud sexual y reproductiva, etc. Corremos el riesgo de quedarnos en indicadores sectoriales y simples que no nos permitan medir las interrelaciones de este mundo profundamente interconectado, y complejo. Por ello va a ser clave que las organizaciones de la sociedad civil y especialmente desde un enfoque feminista de cuestionar el orden social, podamos generar datos (estudios, informes…) que muestren esa realidad que está quedando oculta.
El ODS 5 en España
* rendición de cuentas
* la sociedad civil: desde dónde y cómo podemos aportar.
España por el momento está lejos de tener un compromiso avanzado con los ODS. En diciembre de 2016, la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS), entidad española de la Sustainable Development Solutions Network de Naciones Unidas, presentó el ránking en que los países están en relación al grado de cumplimiento de los objetivos. Según el informe, España ocupa la posición número 30 de 149 países, y considerando a los 34 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), estaría en el puesto 26. Curiosamente, el mismo ránking señala que España sólo aprobaría en el ODS 5, con lo que estamos en desacuerdo, viendo indicadores de género de los últimos 8 años, y que a la vez nos lleva a cuestionar el propio sistema de construcción de indicadores y metas de los ODS, que puede llegar a invisibilizar déficits que otros mecanismos, como los informes CEDAW, sí están poniendo de relieve.
Hasta el momento España no ha definido mecanismos, planes ni actores responsables del diseño e implementación de los ODS (ver Artículo Gonzalo Fanjul) y en el caso concreto del ODS5, el Instituto de la Mujer debería desempeñar un papel clave. Por el momento no hay mecanismos de rendición de cuentas a la ciudadanía (al margen de los que están diseñando las ONGs) ni al propio sistema de Naciones Unidas. Este sistema implica que anualmente en los Foros Políticos de Alto Nivel (el próximo es en julio de 2017), los países pueden presentar voluntariamente sus informes sobre cumplimiento de los ODS. España no lo va a presentar ni en 2017 ni en 2018, y es algo que debería hacer con cierta urgencia (ver https://sustainabledevelopment.un.org/hlpf).
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