Autora: María Bastante Fernández
Pedagoga-Alianza por la Solidaridad
Este artículo pretende ser un resumen, con aportaciones, del informe PROCESO COLECTIVO DE DEFINICIÓN DEL CONCEPTO Y ANÁLISIS DAFO DEL DERECHO A LOS CUIDADOS EN ANDALUCÍA, elaborado por de Beatriz Suárez Relinque, Blessing Ulefe Nelson y Vianney Hidalgo Jiménez (2022) en el marco del proyecto Cui-dadania global. Construyendo una propuesta de Derecho a los Cuidados en Andalucía, desde una perspectiva intercultural y transnacional. Proyecto desarrollado por Alianza por la Solidaridad (2022-2023) y financiado por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo
Abordar el concepto de los cuidados es una cuestión compleja por todos los aspectos que se encierran tras él. Se ha avanzado mucho desde diferentes ámbitos en la construcción de imaginarios que pongan la vida en el centro y no en la producción de capital. Poner la vida en el centro supone construir modelos de sociedades que entiendan que somos parte del sistema natural y ecodependientes, y que dignifique la vida de todas las personas, teniendo en cuenta la diferencia de privilegios y discriminaciones en la que el sistema sitúa a personas, colectivos y pueblos dependiendo de su edad, género, lugar de residencia, diversidad funcional, estatus migratorio…La complejidad en el concepto de los cuidados requiere que se incluyan análisis que tengan en cuenta la diversidad cultural que refleje la variedad de formas de entender y estar en el mundo, así como una mirada interseccional que tenga en cuenta las diversas posiciones en la escala social que se ocupan. Ambos elementos, diversidad e interseccionalidad, nos acercan a la complejidad de matices que existe sobre la percepción, concepción y vivencia de los cuidados.
Encontrar un marco común de interés por una buena vida no significa que todas las personas alcancemos ese bienestar de la misma forma. Aunque compartimos necesidades, tenemos diferentes formas de satisfacerlas según nuestra cultura familiar, contexto local y experiencias de vida. Las experiencias y concepciones personales de los cuidados, varía según donde nos situemos.
Desde sectores del ámbito universitario y de investigación refuerzan el análisis macro señalando cuestiones de desigualdad y patriarcado, de racismo institucional y capitalismo como base de la precarización de los cuidados, así como la importancia de reformas profundas sobre el concepto de Derecho a los Cuidados. Desde la experiencia de las trabajadoras del hogar se vincula con las reivindicaciones de un sector profesional que sostiene en nuestras sociedades la provisión de los servicios de cuidados, sufriendo de forma continua explotación, precariedad y abuso; sectores vinculados a la diversidad funcional ponen el acento en las políticas de asistencia personalizada y la autonomía como sujetos de derechos. Las nuevas masculinidades señalan la importancia de cambios profundos culturales y educativos que revisen los roles de género desde sus raíces permitiendo una lucha común por una sociedad de cuidados.
Cuidados y mujeres migrantes. La Cuidadanía.
Las mujeres migrantes relacionan los cuidados con todo aquello que les permite vivir en condiciones aceptables, y todas aquellas atenciones que dan a sus familiares y seres queridos. Estas prestaciones se realizan desde la complejidad de unos cuidados transnacionales y su afrontamiento en muchos casos desde la monomarentalidad, coincidiendo en necesidades y reivindicaciones con madres solteras españolas que afrontan su maternidad en soledad.
El proceso migratorio se ha feminizado, repercutiendo y cambiando también los modelos de cuidados tradicionales. Nos enfrentamos a las cadenas globales de cuidados, las mujeres migran de los países del sur para proveer de cuidados a las sociedades del norte, dejando en su lugar de origen la necesidad de cubrir cuidados, de los que normalmente se encargan otras mujeres de su familia, y a los cuidados transnacionales, desde el lugar de destino al lugar de origen, que además de la gestión, conlleva a estas mujeres lejos de sus seres queridos sentimientos de tristeza, soledad, culpa.
Actualmente, las mujeres migrantes son proveedoras de cuidados en la sociedad española. 9 de cada 10 mujeres migrantes trabajan como empleadas del hogar (Datos del Foro Andaluz de las Migraciones, 2021) y el 84% se ocupan en el sector servicios. Hay 550.000 empleadas del hogar en España, se considera que la mitad son mujeres migrantes (OXFAM 2021). El 36% del trabajo del hogar es informal, oculto, sin derechos y sin cotizaciones.
Las mujeres migrantes en España son proveedoras de cuidados, no así receptoras de cuidados. El Derecho a tener cuidados en este caso no es un derecho al que puedan acceder.
El acceso a la ciudadanía es el primer obstáculo. La Ley de extranjería es identificada como la principal frontera al interior del país, nada favorecedora para una real inclusión y reconocimientos de estatus de ciudadanía. Sin la ciudadanía o residencia no es posible acceder a contratos de empleo, derecho a la salud, derecho a la educación, servicios sociales, además de toda la compleja realidad discriminatoria a nivel institucional, económica, social y cultural que esto supone.
Abordamos el concepto de Cuidadanía como un paso de avance en la concepción de Derecho a los Cuidados. Si hay personas que ni siquiera tienen el Derecho a la Ciudadanía, no pueden acceder al Derecho a los Cuidados.
Otros obstáculos son la precariedad laboral, la falta de tiempo, falta de acceso a servicios de conciliación familiar, a bonificaciones para periodo de educación infantil 0-3 años[1], afrontar la crianza sola, falta de redes, falta de acceso a vivienda, y el Duelo migratorio.
Empleo
Una cuestión que se señala en estudios vinculados a cuidados y género es la progresiva vinculación entre cuidados y vulnerabilidad social. A mayor responsabilidad en cuidados se incrementa la posibilidad de encontrarse en situaciones de vulnerabilidad. Las dificultades para encontrar un empleo digno y compatible con los cuidados favorecen procesos de vulnerabilización.
Las mujeres migrantes encuentran dificultades para acceder a empleos, y en especial a empleos en condiciones dignas y que tengan estabilidad. El acceso al empleo es en condiciones precarias (desprotección, explotación, salarios bajos, condiciones indignas, etc.). Se incrementa la dificultad para compatibilizar la jornada laboral con la vida de cuidados y personal.
Muchas mujeres migrantes trabajan sin contrato permaneciendo durante muchos años en la economía sumergida, relegándolas a situaciones de menos derechos y menos cobertura social. Encuentran trabajo en nichos laborales muy precarizados y poco valorados como son los cuidados, empleo del hogar, trabajo en el campo, y las limpiezas de instalaciones.
No contar con oportunidades laborales dignas conlleva a trabajar jornadas interminables y no poder gozar de una conciliación laboral-personal efectiva.
Otro problema identificado es la falta de dignificación de las personas cuidadoras y sus derechos, ¿Quién cuida de las cuidadoras? ¿Quién cuida a las familias de las personas cuidadoras? ¿Qué servicios están disponibles para que las mujeres cuidadoras internas con descansos solo los fines de semana puedan resolver sus gestiones o atender a necesidades?
Falta de Tiempo
Los cuidados siguen siendo cosas de las mujeres, que se dificulta más aún en el caso de las mujeres migrantes. La falta de tiempo, además de la falta de servicios y redes dificulta aún más abordarlos.
Es necesario contar con apoyos que puedan mejorar la gestión del tiempo (desplazamientos, horarios, etc.) y contar con herramientas para acceder a cuidados públicos y ayudas económicas/recursos que permitan una corresponsabilidad con el Estado, y así lograr obtener más tiempo para los autocuidados.
Maternidades racializadas
En este sentido, se encuentra una similitud entre la experiencia vivida por mujeres en la migración y mujeres nativas en situación de monomarentalidad. Se produce aquí un fenómeno que está afectando a mujeres migrantes y autóctonas. De un lado, existe la crianza en soledad reconocida por la ausencia de uno de los progenitores, que conlleva la multiplicación de dificultades para abordar los cuidados.
Además, se suceden múltiples situaciones en las que es una sola persona (mayoritariamente la mujer) es la que afronta en soledad la crianza y la tarea productiva. Esta situación se extiende entre mujeres migrantes en situación de separación no reconocida, o cuyo familiar permanece en origen. El incremento de separaciones y divorcios está llevando a muchas mujeres autóctonas a encontrarse en la misma situación. El sistema de reconocimiento legal de dicha situación es muy precario y supone un obstáculo fuerte en la práctica. La ausencia de regularización de la situación impide el acceso a ayudas. De otro lado, aun cuando el progenitor no se hace cargo de la situación este sigue constando, impidiendo la gestión cotidiana y el acceso a ayudas; se incumplen en muchos casos los convenios reguladores y las pensiones alimenticias, sin que se logre una respuesta adecuada.
Redes de apoyo
Por ello es necesario acudir a otras formas de apoyo en la conciliación, que en gran medida se cubren a través de recursos complementarios que escapan a la oferta pública. Los servicios complementarios en la escuela pública y guarderías no están adecuados para todo tipo de puestos de trabajo. La situación de las mujeres en situación de irregularidad documental es aún peor, ya que no pueden llevar a sus hijos e hijas a guarderías.
Estos importantes apoyos son desarrollados por redes familiares, vecinales o amistades. Carecer de estas redes o de recursos económicos para proveerse de forma privada de recursos de conciliación hace imposible simultanear vida productiva y reproductiva.
En esta categoría volvemos a hablar de las dificultades que se generan en los cuidados transnacionales, como es cuidar en la distancia, sin poder viajar ni salir del país. Mujeres que no pueden cuidar de sus descendientes, e hijas que no pueden cuidar como les gustaría de sus madres y padres. Aquí aparece también la crianza virtual, consiste en consultar todo a sus madres, hermanas, tías vía telefónica, debido a la inexperiencia y barrera idiomática.
Los sentimientos de distanciamiento de sus relaciones sociales y familiares en sus países de origen generan permanentemente situaciones de inestabilidad emocional marcadas por la tristeza y la culpabilidad, así mismo el permanente recuerdo de momentos felices o de su cotidiano en sus tierras.
Vivienda
Al nivel interno y/o doméstico el acceso a una vivienda o espacio físico digno es una necesidad básica para sentirse cuidada. Se convierte así la vivienda en un problema central de cara a los cuidados. Desde la perspectiva de las mujeres migrantes un derecho tan básico como el acceso a la vivienda se convierte en una dificultad ya que se solicitan requisitos inasequibles, lo que muchas veces implica no contar con un espacio de vivienda adecuado. Esta situación se agrava teniendo que vivir con sus hijos/as en habitaciones de viviendas compartidas. El no contar con espacios de vivienda dignos y adecuados conlleva a padecer crisis de ansiedad y de llanto, la permanente sensación de querer volver a sus países de origen, lo que en muchos casos lleva a la medicación y/o provoca sentimientos de culpa y de debilidad. En general, se percibe a la ciudad como una ciudad descuidada, no construida ni mirada desde los cuidados.
Salud: Impacto sanitario.
Dentro de los aspectos de salud principalmente se ha presentado el problema de salud psicológica y mental siendo el duelo migratorio y los sentimientos de culpa los más mencionados, en especial por las mujeres migrantes.
Las sobrecargas de trabajo y la precariedad laboral generan problemas de depresión, estrés, medicalización exagerada y en muchos casos el uso de drogas.
El tema de salud mental es una asignatura pendiente en los países receptores de personas migrantes y merece atención por parte de los gobiernos, porque a la larga estos traumas repercutirán en la adaptación y en las arcas del estado.
Factores de exclusión
Son diferentes factores de exclusión, unidos a los legales y burocráticos:
- La barrera lingüística es otro problema relacionado con los cuidados. Se agrava por ejemplo en mujeres migrantes embarazadas, ya que las visitas hospitalarias en esta etapa vital se incrementan y no hay una comunicación adecuada.
- Los actos de racismo y de odio en todas sus formas. Los medios de comunicación y las redes sociales son responsables de la difusión de bulos y mensajes que no cuidan.
- La digitalización sin una preparación previa genera discriminación en varios colectivos, si la misma no tiene una perspectiva etaria, inclusiva e incluyente.
- Se evidencia un excesivo lenguaje técnico por parte de muchos profesionales lo que conlleva que, sin una perspectiva intercultural, las personas migrantes sean excluidas de procesos que les conciernen. En el caso exclusivo de los hijos e hijas de mujeres migrantes les obliga a cargar con la responsabilidad desde tempranas edades, se encargan de papeleos y gestiones administrativas concernientes a sus padres o familiares mayores, ya que son ellas y ellos quienes hacen de “mediadores” entre la burocracia y sus familias.
- La burocratización de todos los procedimientos que impiden el acceso real a mecanismos reconocidos (como por ejemplo el “ingreso Mínimo Vital” que no se concede por barreras de procedimiento y cumplimiento de requisitos imposibles). Este panorama de barreras jurídicas y burocráticas en el caso de las mujeres migrantes está ligado fuertemente con las leyes migratorias y de extranjería nada favorecedoras para una real inclusión y reconocimientos de estatus de ciudadanía.
Propuestas
Dejamos aquí algunas propuestas necesarias para avanzar en una sociedad con Derecho a los Cuidados para todas las personas, incluidas las migrantes:
– Regularización de personas migrantes.
– Modificación de leyes y normativas que suponen la negación de derechos en la práctica (ley de extranjería, trámites para acceso a prestaciones reconocidas, etc.).
– Revisión de las nuevas formas de familia y crianza para adaptar el reconocimiento de derechos y prestaciones a las situaciones reales (monomarentalidad en la práctica, mujeres en la migración con familias a cargo, etc.)
– Ayudas para familias con hijos al margen de la situación administrativa.
– Eliminar la exclusión en el acceso a prestaciones y sistemas de protección que están vinculados a la situación administrativa de las personas migrantes. Facilitar mecanismos de regularización accesibles.
– Eliminar los requisitos laborales para el acceso a sistemas de conciliación (comedores, aulas matinales, etc.)
– Mejora de las condiciones laborales de las personas dedicadas profesionalmente a los cuidados (salario, jornadas laborales, inspecciones, etc). Específicamente que se lleve a cabo la implementación de los compromisos que se han adquirido con la ratificación del Convenio 189 que conlleva la protección frente al acoso, abuso y violencia en el trabajo; el derecho a recibir por escrito las condiciones de trabajo; el control de las horas de presencia; eliminar la figura del desistimiento; controlar la legalidad del salario por manutención y alojamiento; garantizar las condiciones de seguridad y salud en el trabajo; garantizar el salario mínimo; incluir la actividad en la Ley de PRL, y el derecho a la prestación por desempleo.
– Inclusión de interculturalidad en los servicios sanitarios.
Por último, y en relación con la legislación, reconocimiento de Derecho a los Cuidados como derecho autónomo, que tenga su legítimo reconocimiento desde la constitución como derecho propio (igual que el derecho al trabajo) y desde el que se refleje el desarrollo en todo el marco normativo.
[1] Falta de acceso a bonificaciones de personas en situación de irregularidad administrativa Más de 40 organizaciones denunciamos racismo institucional en el acceso a las escuelas infantiles de Andalucía – Alianza por la Solidaridad: Un mundo más justo y sostenible