Ejercer derechos y participar en política: el camino abierto por Aliadas con las mujeres migrantes en Andalucía

Autora: Clarissa Suazo Soy Clarissa Suazo, mujer negra, garífuna de Honduras, residente en Andalucía y ciudadana del mundo. Me apasiona la música y el baile y me defino por mis roles como madre, hermana, pareja, compañera, amiga, socia y trabajadora. Sin embargo, a menudo siento que el tiempo no alcanza para todo… Soy Pedagoga y […]

Autora: Clarissa Suazo

Soy Clarissa Suazo, mujer negra, garífuna de Honduras, residente en Andalucía y ciudadana del mundo. Me apasiona la música y el baile y me defino por mis roles como madre, hermana, pareja, compañera, amiga, socia y trabajadora. Sin embargo, a menudo siento que el tiempo no alcanza para todo…

Soy Pedagoga y facilitadora de procesos grupales, me apasiona generar espacios de aprendizaje participativos y transformadores. Mi experiencia en Nicaragua, Honduras y España me ha dado una profunda comprensión de diversas realidades políticas, sociales y culturales. Para mí, lo personal es político, y busco habitar todos los espacios posibles desde la dignidad.

 

Introducción

Escribo este artículo como testigo de quien ha participado como parte del grupo motor y, en otras fases de este proyecto maravilloso, Aliadas, junto a otras mujeres migrantes como yo y refugiadas en territorio andaluz de España (jóvenes, maduras, negras, indígenas, blancas, mestizas, con papeles, sin papeles, académicas y no académicas, con estudios homologados, sin homologación, madres solteras..etc) de las que he aprendido muchísimas cosas mediante el dialogo, entretejiendo y articulando propuestas que promueven cambios en las agendas políticas sobre la realidad que vivimos en este territorio, como sujetas de derechos, partiendo de nuestras experiencias personales cotidianas en el territorio español. Escribo también para subrayar y visibilizar las principales acciones políticas de transformación de procesos que se han realizado en el proyecto, entre tantas cosas, para que no queden en la memoria del olvido.

Nace de la (plena y a menudo dolorosa) conciencia sobre el profundo impacto que tiene el trabajo de cuidados en nuestra sociedad y de la necesidad de visibilizar lo que sostenemos las mujeres migrantes, unas más que otras, entendiéndolo desde la perspectiva interseccionalidad. Granada, Andalucía (desde donde escribo) está repleta de mujeres invisibles e invisibilizadas en casas, hoteles, calles, plazas y parques. A menudo con una persona mayor del brazo o empujando una silla de ruedas. Otras, con un cubo y una fregona, sosteniendo una economía y una sociedad que no nos reconoce ni valora, que se tambalea y debilita sin nuestros brazos y nuestro corazón. No es posible el feminismo ni la emancipación de las mujeres sin nosotras. Somos discriminadas por ser mujeres, por migrantes, por ser racializadas, por nuestra ocupación. Pero somos fuertes y decididas, y hemos venido para quedarnos y transformar positivamente esta sociedad, una que también tiene que ver sus privilegios.

Las ideas principales de este artículo se centran en abordar la esencia del proyecto Aliadas: mujeres migrantes y refugiadas, interseccionalidad, barreras de género y raza, trabajo doméstico, precariedad laboral, invisibilidad social, derechos laborales, desigualdad estructural, cuidados…

Pero… ¿Qué es Aliadas?

Aliadas es una iniciativa de educación transformadora y emancipadora con impacto social y político, impulsada por la ONG Alianza por la Solidaridad. Esta propuesta, desde una perspectiva feminista e interseccional, busca fortalecer la representación y articulación de las mujeres migrantes en espacios de movilización social y ciudadana, fomentando la creación de agendas comunes de derechos.

A lo largo de esta iniciativa, se han logrado hitos significativos, resultado de esfuerzos constantes por crear espacios de reflexión y diálogo entre mujeres migrantes lideresas que forman parte de diversos colectivos como a nivel de participación individual. En estos espacios se han generado propuestas que recogen nuestros derechos y demandas políticas y sociales en Andalucía.

En el proyecto hemos participado más de 200 mujeres migrantes de diversas provincias andaluzas, organizadas en distintos colectivos. A través de un proceso de acompañamiento, hemos fortalecido nuestro liderazgo feminista desde una perspectiva decolonial y emancipadora, abogando por la justicia y la equidad en todos los ámbitos de la sociedad. Este enfoque colectivo nos permite avanzar hacia una sociedad más inclusiva y justa, donde nuestras voces migrantes tengan una mayor incidencia y reconocimiento. A continuación, se incluyen algunas de las actividades más significativas realizadas[1]:

Actividades de formación, cohesión y sensibilización entre mujeres migrantes. Febrero-junio. Ponencia y conversatorio Liderazgo & mujeres migrantes. Abril.
Foro de Mujeres Migrantes Lideresas en Sevilla. Mayo 2024. Taller sobre realidad de las mujeres migrantes (derechos y participación) en el espacio feminista local (simposio en II Congreso Internacional de Antropología Feminista en la Universidad de Granada). Julio 2024.

 

La interseccionalidad de mujeres migrantes y refugiadas

Al abordar la situación de las mujeres migrantes y refugiadas en el Estado español, es fundamental tener en cuenta la interseccionalidad que se manifiesta en diversas formas de opresión basadas en género, clase, origen étnico y estatus migratorio. Conceptos como la feminización de las migraciones o las cadenas globales de cuidados muestran cómo las mujeres, especialmente negras de origen africano, se concentran en trabajos precarizados del servicio doméstico. Además, enfrentan una discriminación racial adicional, lo que genera una doble marginalización por ser mujeres y por su origen racial.

Esta realidad destaca la urgencia de aplicar enfoques interseccionales que aborden las múltiples capas de desigualdad y vulnerabilidad que experimentan.

Liderazgo feminista migrante

Uno de los principales desafíos de los liderazgos que ejercemos las mujeres migrantes es la resignificación de los espacios y las formas en que los habitamos, ocupándose de manera colectiva. Es un ejercicio cotidiano que realizamos, orientado a construir una comunidad en la que el liderazgo de una no implique jerarquía ni distancia respecto a las demás. Para nosotras, las lideresas migrantes, aunque los modelos tradicionales de liderazgo tienden a ser verticales, el enfoque que verdaderamente funciona es el colectivo. Se trata de ser el puente, el vínculo que nos conecte, permitiendo experimentar un sentido de pertenencia desde diversas maneras de tomar conciencia, ejercer, utilizar y conquistar nuestro poder.

El reconocimiento de los liderazgos de las mujeres migrantes, muchas de nosotras ya lideresas en nuestros territorios de origen, enfrenta desafíos de diversas índoles. No solo somos invisibilizadas en los territorios de acogida, sino que nuestras luchas rara vez forman parte de las prioridades de las agendas locales, generando una constante disputa por espacios donde podamos construir nuevos imaginarios en este nuevo contexto.

Reconocemos que no todas compartimos las mismas realidades, lo que nos exige fomentar relevos generacionales y trabajar en acuerdos construidos de manera colectiva. En el ejercicio del liderazgo es crucial abordar y gestionar los conflictos internos, valorar las prioridades, y no tolerar ningún tipo de violencia en nuestro entorno, ya sea racismo, machismo o abuso en cualquiera de sus formas. Este enfoque nos permite avanzar hacia un liderazgo más inclusivo y horizontal, donde cada una de nosotras tenga un papel activo en la creación de un nuevo futuro, tanto para nosotras mismas como para las generaciones que vienen.

Para nosotras es esencial exigir de manera constante puestos de trabajo que dignifiquen nuestros liderazgos. Muchas lideresas nos enfrentamos a situaciones laborales precarias que dificultan nuestra participación plena y limitan nuestro ejercicio de derechos en el ámbito social y político. A esto se suma que las mujeres que asumimos el rol de madres solemos vernos relegadas del espacio público o debemos realizar un esfuerzo adicional para mantenernos en él. Además, enfrentamos una evaluación continua de nuestras capacidades y valor profesional, con base en criterios tecnocráticos, sesgados, machistas, racistas y etnocéntricos, lo que priva tanto a la economía como a la sociedad de la riqueza de nuestras perspectivas y acciones.

Es igualmente fundamental reconocer que nuestras luchas se desarrollan a partir de nuestras propias experiencias y prioridades: no todas ocupamos los mismos espacios ni contamos con los mismos recursos. Por ello, es sumamente importante articular la construcción de agendas políticas inclusivas mediante alianzas estratégicas. Para lograrlo, es imprescindible emplear un lenguaje claro y accesible, sin tecnicismos innecesarios, que genere confianza y facilite un enfoque sensible y comprensible para todas.

Debemos continuar trabajando en el empoderamiento entre mujeres, prestando especial atención al duelo migratorio, a nuestras necesidades y a los recursos disponibles en cada realidad particular. También es vital desmitificar y desafiar los prejuicios estructurales que persisten en los contextos occidentales sobre nuestro colectivo de mujeres.

Algunas claves importantes que identificamos para el ejercicio de nuestros liderazgos, incluyen:

Desarrollar estrategias colectivas para enfrentar el paternalismo inherente al liderazgo blanco, elitista y clasista.

Politizar nuestros liderazgos, entendiendo que lo personal es siempre político, dentro de la pluralidad y el reconocimiento mutuo.

Desde el ejercicio de nuestros derechos, ocupar espacios y participar de manera disruptiva, desobedeciendo y desafiando la normatividad que intenta invisibilizarnos como mujeres, migrantes y lideresas impulsoras de cambios transformadores.

Nos encontramos en un momento clave para la autoorganización, el fortalecimiento y la articulación de la red de mujeres migrantes en Andalucía. Contamos con aliadas fundamentales, como Alianza por la Solidaridad, que se compromete con un apoyo genuino y sin interferencias, un acompañamiento incondicional y una convicción profunda en nuestras causas.

Una parada clave en nuestro complejo, ilusionante y arduo camino ha sido el Foro de Mujeres Migrantes Lideresas, celebrado en mayo de 2024 en Sevilla. Este encuentro, que fue un espacio de apoyo mutuo con una clara vocación transgresora, culminó en la elaboración de un manifiesto. Elaboramos este comunicado para exigir al Estado Español y todas las administraciones el cumplimiento de compromisos legales y humanitarios, tanto del estado español como de la Junta de Andalucía y organismos locales, medidas para una política migratoria digna, estable e inclusiva. Hacemos también un llamamiento al poder movilizador de las organizaciones sociales, en el que subrayamos la urgencia de implementar medidas efectivas para garantizar una política migratoria estable e inclusiva. ¿Te unes a nosotras? Firma aquí: https://forms.gle/hWE8gFpX5nMdzMQ67

El manifiesto parte de una declaración que expone la discriminación estructural que enfrentamos las mujeres migrantes y racializadas, agravada por una Ley de Extranjería que no garantiza el pleno ejercicio de nuestros derechos económicos, sociales y culturales, como el derecho a un empleo digno, una vivienda adecuada, educación, salud, seguridad social y participación en la vida cultural, entre otros. Esta situación es especialmente crítica para las trabajadoras del hogar, en su mayoría mujeres migrantes, quienes enfrentamos una precariedad extrema debido a las deficiencias y exclusiones de la Ley de Extranjería en combinación con la legislación que regula el trabajo doméstico y de cuidados. Esto da lugar a condiciones laborales inaceptables: jornadas interminables, salarios inferiores a los de otros sectores, la falta de alta en la Seguridad Social, etc.

A esta compleja realidad se suma el reto adicional de la maternidad, que se ve aún más afectada por la precariedad, la falta de regularización y el duelo migratorio, vivido muchas veces de forma doble. En este contexto, se visibilizan y denuncian las discriminaciones sufridas por las llamadas Segundas Generaciones de Migrantes, quienes a menudo enfrentan una crisis identitaria marcada por una dualidad de pertenencia. Esta situación puede generar confusión, discriminación e incluso problemas de salud mental, afectando al bienestar y sentido de identidad de estas personas, nuestros hijos e hijas.

Finalmente, se reitera la urgencia de que el Estado español asuma su responsabilidad legal y humanitaria en la implementación de una política migratoria digna, estable e inclusiva. Este compromiso es más crítico que nunca, especialmente a la luz del Pacto de Migración y Asilo, que consolida el modelo de externalización de fronteras, con sus devastadoras consecuencias para las personas migrantes.

Exigir lo que nos corresponde por derecho

Escribo desde mi experiencia y la de muchas mujeres migrantes que, como yo, llegamos a esta tierra en busca de un futuro más digno. Venimos a Andalucía con la esperanza de integrarnos en una sociedad que, históricamente, ha sido un crisol de culturas y civilizaciones. Sin embargo, a menudo nos topamos con barreras en forma de leyes y políticas que nos reducen a cifras, tratándonos como simples mano de obra, en lugar de seres humanos con historias, sueños y un profundo deseo de contribuir al bienestar común.

En este camino, llevamos cicatrices invisibles, fruto de jornadas interminables y noches en vela, cuidando a quienes dependen de nosotras, muchas veces en condiciones de precariedad. A pesar de ello, hemos aprendido a organizarnos, a levantarnos y a luchar juntas, con la firme convicción de que nuestras hijas e hijos merecen crecer en una sociedad que los vea, valore e incluya. Andalucía, con su rica tradición de convivencia, debería ser un lugar donde el trabajo y esfuerzo de las mujeres migrantes sea reconocido y dignificado. Por eso, seguimos adelante con nuestra lucha.

Alzamos la voz para exigir lo que nos pertenece por derecho: respeto, inclusión y oportunidades para vivir una vida plena y segura en esta tierra que hemos elegido como hogar. No pedimos caridad, pedimos justicia. No buscamos favores, exigimos derechos. No queremos lástima, sino respeto. Andalucía, que a lo largo de los siglos ha sido un espacio de encuentro y fusión de culturas, tiene el potencial de convertirse en un verdadero modelo de inclusión y solidaridad, enriquecido por nuestras contribuciones.

Juntas continuaremos avanzando, porque el futuro de nuestras familias depende de que no nos detengamos, de que sigamos luchando por un mañana donde nuestras diferencias sean celebradas en lugar de censuradas o castigadas. En la unión de nuestras voces encontramos nuestra mayor fuerza, la certeza de que el cambio es posible. Nos comprometemos a trabajar por un futuro mejor para todas y todos, en una Andalucía donde la justicia y la igualdad sean realidades tangibles para cada persona.

Aliadas: impactos que deben ampliarse y perdurar

Gracias al proyecto Aliadas, de Alianza por la Solidaridad, muchas mujeres migrantes y racializadas hemos experimentado transformaciones profundamente positivas. Este proyecto nos ha permitido reconocer y fortalecer nuestras capacidades y liderazgos, demostrando que nuestras voces tienen el poder de influir en las políticas que nos afectan. Aliadas nos ha proporcionado herramientas y espacios clave para organizarnos y luchar juntas, convirtiendo nuestras experiencias en un motor de cambio social.

El apoyo y acompañamiento que hemos recibido ha sido esencial para fortalecer nuestras organizaciones y visibilizar nuestras luchas. Aliadas ha sido un catalizador que nos ha dado la confianza necesaria para exigir nuestros derechos y mostrar a la ciudadanía nuestra capacidad de liderazgo. Gracias a los espacios que nos ha brindado, nuestras historias y realidades han sido reconocidas y valoradas en el ámbito público, desafiando estereotipos y promoviendo una sociedad más justa e inclusiva.

Para que estos logros sean sostenibles en el tiempo, es fundamental que la administración pública respalde iniciativas como Aliadas. El apoyo institucional legitima nuestros esfuerzos y asegura que estos cambios lleguen a más mujeres y perduren. Cuando las políticas públicas se alinean con proyectos de esta índole, se construye un entorno más inclusivo donde todas las personas (sin importar su origen, color, cultura o religión) pueden prosperar con dignidad. Por ello, es fundamental que las instituciones continúen promoviendo y apoyando estas iniciativas, garantizando que cada mujer pueda vivir con plenitud, respeto y equidad, tomando como enfoque la interseccionalidad que atraviesa la realidad de la diversidad de las mujeres migrantes.

Conclusiones: aliar sororidad migrante. Una propuesta que va más allá de un proyecto

  1. A lo largo del proyecto Aliadas, a través de diversos procesos de diálogo, articulación y reivindicación política, hemos fortalecido nuestro concepto y ejercicio del liderazgo colectivo en la sociedad andaluza, luchando por nuestros derechos y demandas sociales y políticas. Este proyecto ha demostrado que, mediante la autoorganización y procesos de emancipación feminista migrante, podemos transformar nuestras realidades y abrir nuevos caminos hacia una sociedad más justa e inclusiva.
  2. Fortalecimiento del liderazgo feminista migrante: uno de los mayores logros del proyecto ha sido el fortalecimiento de nuestro liderazgo desde una perspectiva feminista, interseccional y decolonial desde las metodologías y enfoque de trabajo. Con los resultados, hemos demostrado que el liderazgo colectivo, colaborativo, horizontal y solidario, en lugar del modelo tradicional jerárquico, es el camino hacia la inclusión y la justicia social. A través de la sororidad, hemos generado un espacio donde nuestras voces son escuchadas y donde nuestras luchas, invisibilizadas durante tanto tiempo, adquieren un protagonismo necesario.
  3. Visibilización de las barreras estructurales: hemos expuesto las múltiples barreras estructurales que enfrentamos como mujeres migrantes, incluyendo la Ley de Extranjería, que limita nuestro acceso a derechos fundamentales como el trabajo digno, la vivienda y la regularización de nuestra situación. Estas barreras, muchas veces acentuadas por el racismo y la discriminación, nos relegan a la precariedad y dificultan nuestra plena participación en la vida social y política. A través del proyecto Aliadas, hemos hecho visible la urgencia de que el Estado y las instituciones respondan con políticas migratorias inclusivas y respetuosas de los derechos humanos.
  4. Propuestas de cambio desde nuestra experiencia: en el marco del Foro de Mujeres Migrantes Lideresas y las campañas de Aliadas, hemos elaborado propuestas que buscan incidir para reformar la normativa actual con el objetivo de garantizar un trato justo e igualitario a todas las personas migrantes. Exigimos la profesionalización del trabajo doméstico y de cuidados, el reconocimiento de las horas de trabajo no remuneradas y la garantía de condiciones laborales dignas para las trabajadoras del hogar. Asimismo, hemos planteado demandas para la modificación de la Ley de Extranjería, con el objetivo de asegurar una regularización justa para todas las personas migrantes.
  5. Impacto en las segundas generaciones de migrantes: el proyecto también ha destacado la importancia de atender sus necesidades, dado que quienes a menudo enfrentan una doble discriminación por su origen. Hemos reclamado una mayor representatividad y reconocimiento de estas generaciones en los medios de comunicación y en la vida pública, y hemos instado a la creación de políticas que fomenten la inclusión y la igualdad de oportunidades para nuestros hijos e hijas.
  6. Compromiso con la continuidad: los logros alcanzados a través de Aliadas no deben ser efímeros. Para que estas conquistas perduren, es crucial que las instituciones y los gobiernos locales, autonómicos y nacionales continúen respaldando iniciativas como esta, proporcionando el apoyo necesario para que nuestras voces sigan influyendo en las políticas públicas y asegurando que las futuras generaciones de mujeres migrantes continúan apoderándose y ocupando los espacios que les corresponden.

En conclusión, Aliadas por los cuidados ha demostrado que, cuando nos organizamos y luchamos juntas, podemos transformar nuestras realidades y abrir caminos hacia una sociedad más inclusiva y equitativa. Es fundamental que las instituciones se comprometan a implementar las medidas y demandas que hemos formulado para garantizar que nuestras luchas no queden en el olvido, sino que sirvan como base para la construcción de un futuro donde todas las personas, sin importar su origen, puedan -podamos- vivir con dignidad y respeto.

 

[1] Se puede encontrar mas información en este enlace ALIADAS – participamostransformamos.org

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