Autora: Vianney Hidalgo Jiménez
Abogada de Derechos Humanos, especialista en Género y Acción Humanitaria, mujer migrante trabajando con las personas migrantes, las raíces en Ecuador y el corazón compartido con Sevilla
Hablar de cuidados es hablar de tiempo, de desigualdades y de cómo se sostiene la vida en nuestras ciudades y pueblos. En España, el trabajo de cuidados sigue recayendo de forma desproporcionada en mujeres, especialmente en aquellas migradas, racializadas y con menos recursos, redes o apoyos públicos. Frente a este escenario, cada vez más ayuntamientos exploran políticas locales que acerquen los cuidados a los barrios y los conviertan en una responsabilidad colectiva.
En este contexto surgen los entornos comunitarios de cuidado, una forma de organizar servicios, espacios y apoyos públicos a escala de barrio, inspirada en experiencias internacionales como Bogotá, pero también en iniciativas ya existentes en distintos municipios españoles. Estos entornos buscan que las personas, especialmente cuidadoras y personas dependientes, puedan acceder a apoyos coordinados en su entorno cercano, evitando desplazamientos largos y fortaleciendo la vida comunitaria.
Ejemplos destacados en España
- Barcelona – VilaVeïna: impulsa comunidades de cuidados a escala de barrio, articulando servicios sociales, recursos comunitarios y acompañamiento personalizado, con énfasis en la proximidad y la activación de redes vecinales.
- Gipuzkoa (País Vasco) – Ecosistemas Locales de Cuidado: integran servicios sociales, sanitarios y comunitarios para personas mayores o en situación de fragilidad, promoviendo coordinación institucional y fortalecimiento del entorno familiar y comunitario.
- Cartagena – Apoyo a cuidadoras no profesionales: programas centrados en acompañamiento emocional, formación y autocuidado, reconociendo a las cuidadoras como sujetas de derechos y aliviando la sobrecarga cotidiana.
- Otros municipios españoles ya cuentan con centros de día de proximidad, ludotecas, programas de respiro familiar, puntos de atención a la violencia de género y servicios comunitarios que, al articularse territorialmente, pueden formar un ecosistema integrado de cuidado en cada barrio.
Qué son los entornos comunitarios de cuidado
Son áreas de proximidad, barrios, distritos o zonas rurales, donde se concentran y coordinan servicios de cuidado pensados para tres grupos principales: personas cuidadoras, personas en situación de dependencia y la comunidad en general. La idea central es sencilla: que los cuidados estén cerca, sean accesibles y permitan liberar tiempo, reducir sobrecargas y fortalecer redes comunitarias.
No se trata de crear grandes infraestructuras nuevas, sino de conectar lo que ya existe, reforzarlo y reorganizarlo desde una mirada feminista, comunitaria, intercultural y territorial.
Principios clave del modelo
Los entornos comunitarios de cuidado se apoyan en algunos principios básicos:
- Proximidad: servicios a una distancia caminable, pensados para el día a día.
- Integralidad: combinar cuidados, formación, bienestar y vida comunitaria.
- Corresponsabilidad: el cuidado no es solo privado ni familiar, es también una tarea pública y social.
- Enfoque de género e interseccional: prioridad a quienes sostienen más cargas de cuidado, incluyendo mujeres migradas o en situación irregular.
- Anclaje territorial: políticas diseñadas desde y para los barrios.
Servicios que puede incluir un entorno comunitario de cuidado
Para personas cuidadoras
- Servicios de respiro y sustitución temporal del cuidado.
- Formación en cuidados y certificación de competencias.
- Orientación sociolaboral y apoyo al empleo.
- Grupos de apoyo psicosocial y espacios de autocuidado.
- Información sobre derechos, prestaciones y recursos públicos.
Para personas en situación de dependencia
- Centros de día de corta estancia.
- Ludotecas y apoyo educativo para la infancia.
- Atención comunitaria a personas mayores.
- Programas de apoyo a la vida independiente para personas con discapacidad.
Para la comunidad
- Actividades culturales e intergeneracionales.
- Programas de corresponsabilidad y masculinidades.
- Espacios vecinales de encuentro.
- Servicios móviles de cuidado para zonas dispersas.
Cómo empezar desde un ayuntamiento
Empezar a desarrollar políticas de cuidado desde un ayuntamiento requiere combinar voluntad política, planificación estratégica y participación comunitaria. Las propuestas de cuidado no deben entenderse como iniciativas aisladas, sino como parte de un proceso integral de investigación y acción comunitaria, que se puede implementar por fases:
- Diagnóstico y mapeo de necesidades:
Identificar las necesidades de cuidado de la comunidad mediante entrevistas con vecinas y vecinos, encuestas sobre tiempos de trabajo no remunerado y análisis de servicios existentes. Esto permite entender qué políticas son prioritarias y dónde pueden generar un mayor impacto.
- Escuchar y co-crear con la comunidad:
Involucrar a la comunidad en todas las etapas, organizando talleres participativos, mesas de diálogo y espacios de co-diseño de servicios. Esto asegura que las políticas respondan a las realidades locales y promueve un sentido de corresponsabilidad.
- Mapear servicios existentes y articular recursos:
Detectar vacíos, duplicidades y oportunidades de coordinación entre servicios municipales y otros actores locales, para asegurar un uso eficiente de los recursos.
- Priorizar zonas con mayor sobrecarga de cuidados:
Focalizar esfuerzos en barrios con población envejecida, hogares monomarentales/ monoparentales o mayor vulnerabilidad socioeconómica, donde la intervención pueda generar un impacto más visible.
- Planificación por fases:
Implementar las iniciativas de manera progresiva, por ejemplo, comenzando con programas piloto en un barrio o distrito específico, evaluando los resultados y luego ampliando la política a toda la municipalidad. Esto permite ajustar las acciones según la experiencia y los aprendizajes obtenidos.
- Coordinar áreas municipales:
Asegurar que servicios sociales, igualdad, urbanismo, cultura, educación y salud trabajen de manera articulada y complementaria, para que las políticas de cuidado sean integrales.
- Crear una ordenanza municipal de cuidados:
Institucionalizar los entornos comunitarios, formalizar políticas y garantizar su continuidad a través de un marco normativo local.
- Asignar presupuesto específico:
Combinar fondos municipales ordinarios, europeos (FSE+, Next Generation), convenios con comunidades autónomas y colaboración con ONG locales, asegurando la viabilidad económica de las iniciativas.
- Voluntad política:
La implementación exitosa depende del compromiso del equipo municipal, integrando las políticas de cuidado en la agenda institucional y respaldándolas con recursos y marcos normativos. Sin esta voluntad, incluso las mejores ideas pueden quedarse en planificación.
- Formar un equipo gestor municipal:
Designar responsables de planificación, operación y seguimiento, encargados de coordinar las fases de implementación y asegurar la continuidad de las políticas.
- Monitoreo y evaluación:
Establecer indicadores claros desde el inicio (uso de servicios, tiempo liberado, satisfacción de cuidadoras y personas dependientes, avances en corresponsabilidad social) para medir el impacto, demostrar resultados a la comunidad y fortalecer la legitimidad del programa.
Poner la vida en el centro
Invertir en cuidados no solo es una medida de justicia social, sino una estrategia de desarrollo integral que genera beneficios tangibles para toda la comunidad. Mejorar la vida de quienes cuidan y de quienes son cuidados repercute en la salud, la economía, la cohesión social y la eficiencia de la gestión pública. Para los ayuntamientos, estas políticas representan oportunidades concretas de impacto positivo:
- Reducción de sobrecarga y agotamiento:
Implementar servicios de apoyo domiciliario, centros de día y programas de acompañamiento para personas dependientes ayuda a disminuir el estrés y el agotamiento de cuidadores y cuidadoras. Además, ofrecer formación, asesoría y espacios de descanso mejora su bienestar emocional.
- Beneficios para el municipio:
- Menor absentismo laboral y reducción de enfermedades relacionadas con la sobrecarga de cuidado.
- Mayor productividad de las familias y cuidadores, que se traduce en un impacto positivo en la comunidad.
- Reducción de costes en servicios de salud pública y atención social.
- Fomento de la participación económica:
Liberar tiempo de las personas que realizan cuidados facilita su acceso a empleo formal, formación y emprendimiento local. Por ejemplo, redes de cuidado comunitario o guarderías de proximidad permiten que más personas puedan incorporarse al mercado laboral o desarrollar proyectos propios.
- Beneficios para el municipio:
- Dinamización de la economía local y fortalecimiento del tejido productivo del barrio.
- Mayor autonomía económica de las familias cuidadoras.
- Creación de oportunidades de empleo y emprendimiento vinculado al sector de cuidados.
- Prevención y reducción de dependencia:
Políticas de cuidado bien diseñadas promueven la autonomía de personas mayores, infancia y personas con discapacidad. Actividades de estimulación, programas de envejecimiento activo o servicios de apoyo especializado disminuyen la necesidad de cuidados intensivos o institucionalizados.
- Beneficios para el municipio:
- Menor presión sobre los servicios sociales y sanitarios.
- Mejora de la calidad de vida y autonomía de las personas cuidadas.
- Reducción de costes asociados a cuidados institucionalizados.
- Fortalecimiento del tejido comunitario:
Espacios de encuentro, actividades intergeneracionales y talleres comunitarios fomentan la interacción y colaboración entre vecinos, disminuyendo la soledad y construyendo redes de apoyo mutuo.
- Beneficios para el municipio:
- Mayor cohesión social y fortalecimiento de la solidaridad comunitaria.
- Creación de redes de apoyo sostenibles que permiten compartir responsabilidades de cuidado.
- Reducción de costes sociales a largo plazo derivados del aislamiento y la exclusión.
- Eficiencia en la gestión pública:
Coordinar servicios y recursos dispersos —como salud, educación, cultura, igualdad y urbanismo— permite ofrecer apoyos integrales de manera más eficiente. Centralizar esfuerzos y optimizar presupuestos fortalece la planificación municipal.
- Beneficios para el municipio:
- Mejora de la eficiencia en el uso de recursos públicos.
- Posibilidad de brindar más apoyos con los mismos presupuestos.
- Fortalecimiento de la capacidad de planificación y gestión del ayuntamiento.
En definitiva, poner la vida en el centro significa transformar los cuidados en un derecho compartido y un eje estratégico de la acción municipal. Al invertir en estas políticas, los ayuntamientos no solo mejoran la vida de las personas y familias, sino que también construyen barrios y ciudades más resilientes, inclusivos y sostenibles, capaces de generar beneficios sociales, económicos y comunitarios duraderos.
Referencias
Guía del sistema distrital de cuidado para mujeres y personas dependientes, inspiradora para políticas locales. Bogotá.gov.co
Programa de comunidades de cuidados a escala de barrio, promoviendo proximidad y redes vecinales. Ajuntament de Barcelona
Apoyo a cuidadoras no profesionales – Cartagena: Iniciativas municipales de acompañamiento emocional, formación y autocuidado. Ayuntamiento de Cartagena
Desigualdad en el cuidado familiar en España: Informe sobre cómo el trabajo de cuidados sigue recayendo principalmente en mujeres. Oxfam Intermón / HuffPost España
Desigualdades de salud y calidad de vida en cuidadoras informales: Estudio sobre cargas de cuidado y bienestar en España. JMIR Research Protocols
Cuidado y políticas públicas – CEPAL: Marco conceptual y recomendaciones para políticas de cuidado en América Latina y España. CEPAL
Plan Corresponsables – España: Programa nacional de conciliación y empleo en cuidados. Wikipedia
Construcciones políticas del trabajo de cuidado: Género, poder y justicia social en cuidados de personas mayores dependientes. Revista Española de Ciencia Política
Ecosistemas Locales de Cuidado – Gipuzkoa: Experiencias de coordinación de servicios sociales, sanitarios y comunitarios para personas mayores o en situación de fragilidad. Diputación Foral de Gipuzkoa
Pobreza y exclusión social entre mujeres en España: Datos sobre vulnerabilidades socioeconómicas y desigualdad de género. Red Europea de Lucha contra la Pobreza / El País
